Eran las 23:09 para cuando Raimond Ayala, verdadero nombre del cantante, salió a escena. Pantallas gigantes, pirotecnia, luces robóticas, efectos visuales y el calor de los presentes hicieron que desde ese minuto los ánimos se pusieran al máximo. Vestido con sus característicos pantalones, chamarra en color negro y lentes, Daddy Yanke le puso gasolina a la noche.
“Tú sabes” fue el primer tema de la noche con el que rápidamente los movimientos no sólo del cantante, sino del público, comenzaron a surtir efecto en el ambiente, pues la temperatura subió. “Impacto”, “Pose”, “Rompe”, entre otras no faltaron en el repertorio.
“Muchas gracias por estar aquí, por permitirme regresar y por perrear conmigo”, fue la forma en que Daddy Yanke se dirigió a su público. Durante el concierto, la entrega del reggaetonero fue evidente; igual brincó, bailó, dedicó canciones, se dejó tocar y hasta improvisó algunos rapeos inspirados en Monterrey. “Esta noche le toca a los regios”, fue una de las frases que causó alboroto en el recinto. Sobre el escenario, al cantante lo acompañó toda una banda y un equipo de cinco es que terminaron de ponerle el sabor al espectáculo.
Entre los asistentes era común observar a varios clones del ‘Big Boss’, desde adolescentes y adultos, hasta pequeños que muy a su manera rendían tributo al intérprete de “Ella me levantó”. También podía verse a mujeres rubias, morochas y pelirrojas, no importaba el físico ni el color, el lugar estaba lleno de ellas para moverse al ritmo de su artista favorito.
La energía era mucha pero la noche tenía que terminar. Pasadas la medianoche, Daddy Yankee se despidió, no sin antes agradecerle a Monterrey por una velada que para todos resultó impactante.
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