
El cantante panameño lanza en Estados Unidos su primer disco solista, Perdóname, el 2 de noviembre en el Reliant Park en Houston.
HOUSTON.— El cantautor de reggaeton Eddy Lover quiere demostrar que, dentro de ese género musical, que se tacha de agresivo, denigrante de la mujer y otra larga lista de epítetos más, “hay buenos artistas y buena música”.
Eduardo Mosquera, su nombre verdadero, dice lo que piensa honestamente sobre otros cantantes de reggaeton, aunque antes de dar su opinión se lo piensa un poco y se revuelve incómodo en la silla del restaurante en el que concede una entrevista a La Vibra.
Ante la pregunta de si el reggaeton es en general una música machista, medita unos segundos dirigiendo la mirada hacia algún punto que solamente él ve. Hasta que, luego de un suspiro, da su respuesta.
“Sí, muchas letras del reggaeton son machistas y denigran a las mujeres, es cierto. Yo no denigro a la mujer en ninguna de mis letras, pero la verdad es que esas letras son bien negativas porque se encasilla a un género que tiene mucho que brindar”, afirma con voz seria el entrevistado.
La afirmación de Lover es insólita en el medio del reggaeton, que se caracteriza precisamente por la falta de autocrítica en muchos de sus intérpretes para reconocer sus deficiencias y limitaciones artísticas.
“Cuando escucho esas canciones (que denigran a la mujer) digo: ‘¡Rayos!, estoy trabajando para llevar el género del reggaeton positivamente y hay otras personas que, cantándolo negativamente, me atrasan el trabajo y me lo ponen más difícil todavía’”, explica, con un mohín en el gesto, el cantautor.
Este panameño de 28 años comenta que quiere recorrer un sendero nuevo dentro del género y adentrarse por los recovecos del romanticismo en su primer disco como solista, Perdóname (2008), y con el tema del mismo nombre en las estaciones de radio como punta de lanza.
“Perdóname es la canción que más he cantado y me han dicho: ‘¿Hasta cuándo va a sonar esa canción en la radio?’ La tocan mucho, luego baja y luego revive; me siento orgulloso por eso. El tema surgió cuando una amiga me contó que su pareja la dejó y luego él quiso volver pidiendo perdón, y ella no lo perdonó”, precisa Lover.
Cuando la conversación gira sobre su propio trabajo, el joven cantante se relaja en la silla y descansa los brazos sobre la mesa al tiempo que explica qué tipo de música interpreta.
“Este estilo que yo manejo es el del reggaeton romántico. Es la base del ritmo, pero con letras que todo el mundo pueda escuchar y escribiendo sobre vivencias propias y reales, cosas que le han sucedido a muchas personas en el mundo para que se puedan sentir identificadas con ellas”, dice Lover, ya risueño, mientras apura su bebida.
El disco de Lover es en realidad la continuación de un proyecto musical que el panameño comenzó como invitado con el grupo de reggaeton La Factoría y con el que participó en su disco Nuevas metas (2006).
Con esa agrupación grabó precisamente Perdóname, canción que se convirtió en un éxito radiofónico y en las discotecas de su país y que luego se coló a México, primero, y luego a Estados Unidos.
Debido a esa participación con La Factoría muchos seguidores del reggaeton confundieron a Lover con un integrante permanente de la agrupación; sin embargo, el artista se encarga de aclarar la confusión.
“Cuando entré a la compañía (Panamá Music, sus representantes) se me dio la oportunidad de trabajar con La Factoría y comencé a cantar con ellos, pero yo tenía mi carrera desde antes, grabé el tema Perdóname y me uní a la gira. Hubo un poco de confusión, la gente pensaba que yo era parte del grupo pero no fue así”, aclara Lover contundente.
Ahora, explica, para que no queden dudas de quién es él lanza su disco de 15 canciones, que quiso que fuera un compendio de fusiones musicales con la base electrónica del dembow (el sonido de bajo y percusión repetitivos que se escucha como base en el reggaeton) y diversos ritmos antillanos.
El álbum incluye temas como Gitana, No debiste volver, Quiero hacerte el amor, Dime que no la amas y No quise hacerte daño, todas de su autoría, pero firmadas bajo su nombre real.
“En este disco no todo es reggaeton puro, tengo fusiones con bachata, con vallenato, con ritmos sureños como en la canción Luna. A mí me gusta mucho el sonido real, de músicos en vivo en el estudio, y eso fue lo que plasmamos en este disco”, dice Lover quien, en persona, es enjuto y musculoso.
Durante la charla con Lover repite a cada momento la frase “letras con sentido” como la base de su música. Asegura que se refiere a una lírica coherente y que cuente algo, como una pequeña viñeta, de la vida común de un joven latinoamericano.
“Me refiero al sentido positivo de una canción, que cualquier persona pueda escucharla y decir: ‘¡Wow! yo pasé por una situación así’. A veces escuchamos canciones que dicen algo que nos hace sentirnos identificados con lo que dice; yo quiero escribir ese tipo de canciones”, explica con una amplia sonrisa que parece ya no apartarse nunca de su rostro.
El cantante, que reconoce no tener estudios formales de música y apenas hace unos meses empezó clases de piano, sostien que uno de sus grandes referentes como compositor de “letras con sentido” es su compatriota el cantautor de salsa Rubén Blades, autor de canciones como Pedro Navaja, Plástico, Ligia Elena y El cantante, entre otras.
“¡Blades es un señor artista! Lo admiro como compositor por su forma de escribir las cosas cotidianas. Él canta cosas reales, vivencias... y no inventa nada, solamente observa a la gente”, explica Lover emocionado, casi a voz en cuello, cuando profesa su admiración por su paisano.
Para Lover el valor como cantautor de su compatriota es casi como el de un visionario, pues asegura que revolucionó la salsa al trascender las letras de amor hacia el territorio de la crónica de paisajes urbanos.
“La verdad es que me encantaría contar historias así. El reggaeton abarca muchas cosas y podrían caber historias así, lo único que ahora es bien difícil porque si cantas una crónica, nadie te va a escuchar. Tienes que buscar el método de entrarle a las personas, el mío es cantarle al amor y luego vendrá lo otro”, explica Lover en una andanada de palabras a toda velocidad sin respiro.
Lover dice que, siguiendo el ejemplo de su admirado Rubén Blades, el pozo del cual saca la inspiración es la vida misma y procura sumergirse ahí todos los días.
“La vida, brother, es la fuente de todas las historias. Hay tantas cosas en este mundo que le suceden a tanta gente todos los días, que no necesitas leer un libro para saber lo que sucede. Observo mucho a la gente, la forma de comportarse y de hablar, y al escucharlos es que saco mi inspiración para las canciones”, explica el panameño con un tono de voz reflexivo.
Así como es observador de la gente con la que se topa día a día, Lover asegura que también es inquieto, a niveles casi obsesivos, de la música, los sonidos y las nuevas tecnologías de cajas de ritmo o instrumentos.
“Estoy tratando de hacer bases de ritmos todo el día con mi computadora. En lo personal soy muy impaciente, siempre lo he sido, y estoy buscando constantemente algo nuevo, una canción o una base rítmica, y cuando la tengo enseguida quiero ir a buscar otra”, finaliza el artista, que promete hacer una gira por Estados Unidos el próximo año.
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